El señor Falk, que es judío, merece todo mi respeto, pues al igual que otros como Norman Finkelstein, Daniel Baremboin, lucha tenazmente y contra toda expectativa de éxito, por desenmascarar al sionismo y a la judería internacional. Yo no sé qué entienden ellos cuando sus rabinos les enseñan que el judaísmo es la religión de Dios y que ellos son el pueblo elegido. Sin embargo, sus actos hablan más por ellos que cualquier otra cosa.
En la noticia que a continuación transcribo (del Diario Ultrasionista, La Tercera), Falk da cuenta de los crímenes de guerra perpetrados por la Entidad Sionista en la última (hasta ahora) invasión a Gaza. Me sorprende que no haya, en el mencionado reporte, alusiones a que Falk es un ebrio, un homosexual o un mentiroso compulsivo, con el objeto de desacreditar lo que él ha señalado aquí. La Tercera es, sin dudas, un diario sionista y activo partícipe del Lobby Judío en Estados Unidos (el infame AIPAC); pero, al parecer, la flojera de sus periodistas "copy+paste" puede más que sus ignominiosos ideales.
Saludos.
Un informe concluye que el recurso e fuerza que usó Israel entre el 28 de diciembre y el 18 de enero no estaba legalmente justificado.
El relator de la ONU para los territorios ocupados palestinos, Richard Falk, dijo que hay pruebas de que Israel cometió crímenes de guerra en Gaza, pero reconoció que el doble estándar que impera en las relaciones internacionales no facilitará que se haga justicia.
"La estructura intergubernamental (de los estados de la ONU) está diseñada por las fuerzas geopolíticas, y los países del Norte y los del Sur son tratados de distinta manera. No se trata igual a Chile, Irak o Camboya, que a Estados Unidos, China o Israel", aseguró Falk en una conferencia de prensa, después de presentar hoy su informe ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
En el texto sobre la reciente operación militar israelí en Gaza en la que murieron más de 1.400 palestinos, en su gran mayoría civiles Falk concluye que el recurso a la fuerza, de la manera en que lo hizo Israel entre el 28 de diciembre y el 18 de enero, no estaba legalmente justificado y fue potencialmente un crimen de guerra.
El relator destaca dos aspectos para apoyar su opinión: el hecho de que Israel empleó armamento de todo tipo, aviones, armas pesadas e incluso armas prohibidas contra zonas densamente pobladas por civiles, y el cierre de todas las fronteras de la franja para impedir la huida de éstos de las áreas de combate.
Falk considera que si no es posible distinguir entre los objetivos militares y los civiles y dadas las condiciones de Gaza no lo es "lanzar ataques de ese tipo es inherentemente ilegal y podría constituir un crimen de guerra de la mayor magnitud bajo la ley internacional".
Y agrega que "considerando que los ataques iban dirigidos contra áreas densamente pobladas, era en cierto punto inevitable, y desde luego previsible, que hospitales, centros educativos y religiosos y sedes de la ONU fueran alcanzadas por los bombardeos israelíes, y que se registraran numerosas víctimas civiles".
Sobre el segundo elemento, que él llama "negación de refugio" al no permitirse a los civiles huir de Gaza, el experto afirmó que puede tratarse de "un nuevo tipo de crimen contra la humanidad" y recordó que "incluso en Irak, donde EEUU ha cometido muchas cosas, antes de lanzar una ofensiva contra Faluja se permitió a los civiles salir".
En la ofensiva murieron 1.434 palestinos, de los cuáles 235 combatientes y 960 civiles, entre ellos 288 niños y 121 mujeres.
Otros 5.303 palestinos fueron heridos, de ellos 1.606 niños y 828 mujeres, pero Falk afirma que los traumas psíquicos son aún mucho mayores.
El relator propone una investigación por parte de "tres o más respetados expertos en leyes internacionales de derechos humanos y ley criminal internacional", que englobe "todo el espectro de las violaciones cometidas tanto por las fuerzas armadas israelíes como por Hamas".
Sin embargo, destacó, "eso no debe llevar a malas interpretaciones, pues la magnitud de las violaciones cometidas por Israel es muchísimo mayor que las que haya podido cometer Hamas".
Sobre esta organización, afirmó que "es indispensable tratarla como a un actor político y no como a un grupo terrorista" para que haya alguna posibilidad de que se logre un arreglo político al conflicto, y recordó que "tanto Estados Unidos como, en menor medida, Israel, impulsaron a Hamas a participar en las elecciones palestinas del 2006".
Tras ganar los comicios en Gaza, recordó Falk, "Hamas propuso a Israel prolongar el alto el fuego, y lo mantuvo más de un año a pesar de las continuas provocaciones y ataques israelíes".
En ese sentido, el experto desmonta en su informe la tesis ampliamente difundida por Israel de que la ofensiva muestra que durante el periodo de alto el fuego de los meses previos, "en el 79 por ciento de los casos de incidentes violentos, era Israel quien rompía el alto el fuego".
Falk cree que en una posible investigación son aplicables las jurisprudencias de los principales tribunales internacionales, como el de la ex Yugoslavia, Ruanda y Corte Penal Internacional.
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